Pobre Pablo Iglesias, con lo que tú eras, con lo que tú
decías, con lo que tú criticabas, y el señor dinero y sus posibilidades entró
en tu vida.
La Caja de Ingenieros, esa cooperativa catalana, te ha
puesto la miel en los labios y has caído como un normal, como tú y como yo.
Te gusta el dinero, te gusta ser más, te gusta vivir en mejores
casas, con más comodidades, y hasta te creas indirecta o directamente una
esfera protectora donde refugiar tus futuros herederos. Es algo normal,
no eres raro, eres como muchas personas, yo me arriesgaría a decir que como la
mayoría. La capacidad de disfrutar de la vida, saborearla, saber adaptarse a
las circunstancia de cada uno intentando ser lo más feliz posible es privilegio
de unos pocos. Y digo privilegio porque para mí lo son en toda regla, en un
mundo tan ligado a la adquisición, y tú te has salido de ese club selecto para
ir al club de los mortales, donde estamos todos los cutres.
Y así es, donde estamos casi
todos. Ya sabes querido Pablo que el dinero da posibilidades de lo bueno y de
lo malo, ya sea en mayor cantidad y en menor. El dinero nos eleva, no une y no
separa. Nos mejora, nos provoca ansiedad el no tenerlo, y nos provoca ansiedad
el no tener más. Nos da equilibrio, nos mejora o nos cree que nos hace mejorar
nuestras vidas. Nos aleja del pasado, nos acerca del futuro, sin saber si
volveremos caer de nuevo a él. Abre puertas y no entra en las pasadas . El
dinero es caprichoso, nos da la oportunidad de adquirir lo que no tenemos y
necesitamos de forma básica, y a su vez, nos acerca a los caprichos que no
necesitamos, pero que a su vez nos autoconvencemos de necesitarlo. El dinero es
envidioso y envidiado, por su uso y desuso. El dinero nos puede robar el tiempo
para tener más, y poder usarlo o no. El dinero es guardado, escondido, prohibido, malgastado, falso, robado, legal o ilegal, pero todos lo quieren o lo
necesitan alguna vez. El dinero es descarado y a su vez es tabú, del que no se
habla en la mesa de amigos con claridad pero si en familia, del que no se sabe
cuánto ganas pero si se presume de él,
aun no teniendo en muchos casos. El dinero es inconformista en
ocasiones, nunca se es feliz del todo con lo que tiene, siempre puede existir
algo más.
El dinero
puede curar, te puede salvar, te puede hacer volar, soñar, vivir realidades e
irrealidades, te puede llevar hasta la muerte, hasta el precipicio y hasta
puede ayudar de los demás. El dinero te
puede transformar , y transformar a los demás, el dinero vive y gira en tu vida.
Has caído en la incongruencia más fácil
y difícil de no caer, se han volcado tus palabras y las bases de tu partido. No
es que tengas que vivir debajo de puente, ni en una casa de 20 metros, que
podría ser. Pero por la boca muere el pez, y ahí has sentenciado miles de
votos. Claro que eres libre de vivir dónde plazca y os apetezca, pero el
problema es que eres el líder de un partido político donde se crítica y lucha
contra los excesos y cree modelar con la mesura.
De todos modos, aún vas a poder
disfrutar de lo que el dinero no te puede ofrecer: los abrazos, los besos, el
amor, la ternura, el placer, el color del cielo, las nubes, el sonido del mar
rompiendo, la melodía de una canción callejera, la luna, el levante en calma,
la lluvia, el aire de la montaña, el cantar de los pájaros, el cansancio, la
meta, el abrazo de un amigo, la satisfacción, el miedo, el horror, la pérdida,
el amor de tus seres queridos o el amor de tu hijo.
Disfruta de la hipoteca, del nuevo
hogar y del poco interés que te ha ofrecido la Caja de Ingenieros. Espero y
deseo que no te quite el tiempo cortar el césped, podar los rosales y te las
arregles para mantener bien la piscina. Y que sigas usando el transporte
público para ir a trabajar al centro, aunque seguramente haréis grupo para ir
en coche hasta la capital, así contamináis menos y ahorráis pasta.