sábado, 30 de junio de 2012

YO ESTUVE EN EL LOBILLO


Cuando una persona queda ligeramente decepcionada en su mundo laboral y se encuentra completamente hastiada, preguntándose si realmente uno ha acertado en la elección de su profesión y va regalando los kilos de su piel en las sesiones matutinas escolares, lo mejor es dejarse llevar por el azar…
Y así fue como yo llegué al “Lobillo”.
Aún recuerdo esa llamada al centro en el concurso de traslados del año 2005/2006:
- Hola, mire soy tal...Me gustaría hablar con el de Ed.Física del centro.
- Sí, dígame.
- Hola, soy cual... me han dado definitivo en la provisional en tu centro . ¿ Qué me puedes contar?
- Vas a venir al mejor colegio de la provincia…

Lo primero que se me vino a la cabeza fue las peculiaridades del andaluz: exageraciones, capacidad de magnificar…Pero mi excompañero Adelmo no se había equivocado, además, era extremeño.
Recuerdo perfectamente el primer día donde hicimos una reunión informativa donde también hacía su estreno el nuevo equipo directivo Allí, donde actualmente es la clase de Roxi, había unos treinta y cinco docentes. Me senté, miraba a un lado a otro y empecé a escuchar otra melodía que no era la de las amarguras, la de las penas, la de las tristezas y las del escaqueo cutre. Los tonos sonaban a risas, a trabajo, a piropos y a “guenagente”.
Así comenzó mi andadura “lobillense” donde cada mañana, cuando sonaba el despertador, mi sonrisa era mi mejor aliada.
En estos seis años se podrían contar tantas cosas, se podrían nombrar a tantas personas que me faltarían adjetivos y gratificaciones para cada uno de ellos. No voy a nombrar a nadie y me cuesta evitarlo porque se me escapan por la boca sus nombres, pero no quiero...
Cuanta “envidia” he derrochado entre los que me quieren: “Quillo, qué feliz vas tu al trabajo, ¿no?.”¿Pero tú qué vienes de trabajar?”. “¿ No veas que lejos Rota, ¿no?”....
Mientras más me preguntaban más feliz era, no lo entendían.
Supongo, aunque cada uno tiene sus matices, su vida está compuesta por diferentes porciones. He de reconocer que tengo muchas: mi pareja, mi hijo, mis hermanos, mis sobrinos, mi madre y mis amigos son parte esencial de mi vida; pero en estos seis años he llegado a abrir otra parcela para vosotros, que me llevo y que me guardo para siempre.
El trabajo se supone que es para provocar un productividad efectiva, yo me he saltado los estatutos y los decretos y me he inventado el trabajo divertido.
¿ Y de qué está compuesto esta forma de trabajar?
Primero hay que tener los ingredientes, es esencial. Y después dejarse llevar...
Por las mañanas entre griterío de los docentes a las 8:45 en cada firma mezclado con algún que otra “guarrería” mañanera, codearse en los recreos con los compañeros por coger el sofá y disfrutar alguna conversación interesante, y si puede ser, subida de tono y aderezado con galletas sin gluten o bizcochos de dudosa procedencia. También encontrarte con alguna charla más o menos eterna por las escaleras y decirle “guapa a las muchachas y a los muchachos-aunque de eso último no me acuerdo-,disfrutar de las cervecitas escolares fuera y dentro del centro, de los desayunos, de las barbacoas, de las paelladas, de las ferias, de los móviles que caen al mar en pleno sueño marinero, de los regalitos en las puertas de sus casas a tus compañeras. Hay que disfrutar y agradecer vuestra generosidad eterna,-tantas camas ofrecidas y ninguna orgía conocida-. Vivir y entregarse a esas noches largas y almuerzos infinitos; el de los bingos, el de las líneas, el del queso y el jamón. Hay que dejarse llevar también en los claustros; cuantas cosas se pueden ver debajo de esas mesas, jajajaja, y cuantos secretos se pueden escuchar ante una votación importante. La corriente también me llevo alprotocolo “voluntario”; esas catas de tartas navideñas en un tarde de cualquier semana, esas graduaciones “sin graduados” o esa fiesta de fin de curso de sábado nocturno donde a ciertas horas se va mezclando la inocencia infantil lógica del evento con la madurez aliñada con excesos de cebada.
Hay tantas cosas para disfrutar y dejarse llevar, hay tanto aprendizaje en cada uno de vosotros; de los que están y de los que se fueron, de los que no volverán y de los que regresarán. Por mi cabeza pasan nombres y nombres, situación tras situación y se me dibuja una gran sonrisa en mis labios. Sé que muchas de las personas que admiro no leerán estas letras pero me basta con exponerlas.
La ligera tristeza de irme del centro está altamente compensada por haberos conocido. Me marcho no para estar en un centro mejor si no para estar más cerca de mi vida.
Ha sido un verdadero placer disfrutaros, “padeceros” y sentiros.

PD: Gracias a todo el claustro ( a los que están y los que pasaron por él), AMPA, padres y madres, alumn@s , trabajadoras del comedor, monitoras, al PAS, al POS, y al PUS ajajjaja, compañer@s de coche en estos seis años, a los buenos roteños...y hasta al que lleva el catamarán...

Os quiere, Javier.