martes, 25 de enero de 2011

EN BUSCA DE LA DESCARGA

Se lo comentaba a un compañero de trabajo-vía facebook-. El tema de la piratería ha unido a PSOE y al P.P. en plena “guerra” electoralista-locales- y futuras generales del 2012. Y es que lo que no haga internet no lo hace cualquiera.

La realidad está ahí, y el apoyo y la convicción de los dos únicos partidos políticos-nos gusten o no-, que pueden gobernar nuestro país se la han jugado, y han ganado.

Desconozco la ley, ni el borrador, ni el portafolio, lo único que sé es que va a fastidiar a algunos: compañías telefónicas, páginas web, el piratilla de turno que gana mucho o poco dinero, el adolescente que aprueba y que no aprueba, el universitario, el adulto o el anciano que se baja todo lo que pueda y más, el aburrido, el inmigrante que se busca la vida vendiendo películas, el que baja una canción al mes para modificar su mp3, la empresa que está haciendo el agosto desde hace años con los diferentes almacenamientos de memoria, etc.. Supongo que habrán tenido en cuenta estos efectos colaterales, y después vendrá la parte que creemos que sabemos pero que desconocemos. Sólo, los que están ahí saben como han realizado la ley, y saben donde está la trampa o el truco.

Personalmente, y a pesar de la mayoría, me alegro, aunque me gustaría alegrarme más si todo esto estuviera ligado a una bajada de precios de discos, dvds, etc. No me dedico al espectáculo, no soy cantante, ni hago películas, ni soy actor-ojalá, ya me hubiera gustado-. Tengo internet desde hace unos diez años y reconozco que no me gusta bajar películas y al igual con la música. Será que seré muy vago o que no me gusta bajar algo y después comprobar que la voz va por un lado y la imagen por otro, siempre digo: “que porquería más grande”. Tampoco me llena de ilusión ver como buenos grupos de música o actores – comerciales o no-, se chocan contra un muro infranqueable de aspiraciones vanas-aunque este aspecto es menor-. Pero un punto que no puedo soportar es la idea del “todo gratis”. Todo es accesible, todo vale, todo se puede ver, a todo se puede acceder, todo se puede escuchar, bajar y es gratis. La idea del no quiero pagar-aunque pueda hacerlo- es bastante cutre. Y es verdad que muchos ciudadanos con falta de medios han podido llegar a un contenido musical a través de este medio, y se han enriquecido en diversos aspectos de la cultura:cine, música, conciertos, libros, etc. Pero en esta vida no puede ser “todo por la cara y gratis”, porque esa mentalidad nos acomoda, nos vuelve poco arriesgados, y dejamos de valorar la calidad o no de ciertas obras, dejando de tener un adecuado espíritu crítico, y por su puesto, sin darle valor a conseguir las cosas que a todos nos gustan. Cuando conseguimos todo tan fácil no sabemos valorarlo y para ser cutres siempre hay tiempo. Cualquiera puede pensar que me compro discos cada media hora o que estoy en el cine un día sí y otro también, nada más lejo de la realidad. Intento siempre ver películas en el cine porque disfruto más en ese recinto, y cuando el euribor me lo prohíbe me quedo en casa. Y me encanta comprar discos y libros ,me gustaría comprar más de los que compro, pero cuando el FMI me dice que no, me conformo con los que tengo o conecto la radio.

No trato de convencer a nadie, pero es a lo que volvemos en cierta medida. El escuchar un grupo o el ver una película que no te convence ya no será gratis, simplemente porque alguien está perdiendo, aunque tú no te lo creas o simplemente te de igual.

Quizá, dentro de un buen tiempo veamos hasta más empleados trabajando en una sala de cine, y es que todo puede llegar a formar una cadena de beneficios.

Suerte, y aprovechen las últimas descargas.

miércoles, 5 de enero de 2011

DISFRUTANDO DE LOS OLORES

Un placer inmenso recorrió mi glándula pituitaria el pasado dos de enero hasta ahora. Pude oler el perfume de las personas que me acompañaban, pude saborear la cerveza con la que disfrutaba, pude respirar tranquilamente. Eché de menos ese divertido escozor de ojos, pude ver niños y niñas que acompañaban a sus padres en ciertos bares o cafeterías que antes no lo hacían-lógico-.Note como al salir de aquellos lugares olía casi igual que el poniente que soplaba. Curioseaba con mi nariz mis prendas y la de mis acompañantes y no olían a nada. Pensaba que ya no tenía que poner a airear durante varios días una prenda que era limpia del mismo día. Pensé, que si algún día salía por la noche, no me iba a tener que meter en la ducha a las tres de la madrugada para quitarme esa manta pestilente de humo que había caído tantas veces sobre mi cabello, manos o prendas...y no iba a tener esa sensación de “puerco en la cama”. Me vino a la mente ese restaurante que me gusta tanto, el cual, ya no tendré que compartir su “foie” humeado, o esa magnífica presa ibérica aireada con esencia de tabaco americano.

Y es que aunque no te lo pareza siempre he vivido con un fumador-bueno ya no-,mi padre, desde los trece años, ahora setenta y cuatro, constante y contínuo entre sus caladas y sus dedos amarillentos. Recuerdo como de pequeño le llevaba el cigarro hasta su boca e incluso se lo encendía a modo de juego funcional. La suerte me deparó el no probarlo, ni catarlo, la adolescencia me hizo un salto en esa fase que superé sin catar. Sé y comprendo lo que es fumar, porque he vivido fumando sin fumar. Sé que es duro que no puedas compartir tu Cámel, tu Fortuna después de una buena cena, con tu copa, con tu conversación o simplemente porque la nicotina llama a tu cabeza y no puedes frenarte. Pero la lógica es aplastante, un vicio que no aporta nada no podía superar el disfrute de los olores que nos ofrece la vida.