martes, 31 de marzo de 2020

VULNERABLES




La vulnerabilidad, la falta de horizonte, el desequilibrio mental que producen nuestras paredes verticales nos provocan el desatino de los días. Me agotan las pisadas lentas y cortas de la mañana, los miles de mensajes que ya no abro y las palmadas, necesarias, pero desganadas y desgastadas de las ocho.

Todos y todas con el alma abierta ante unas milimicras que juegan con la muerte propia y de los tuyos. Nos han bajado de la nube de irreal que  a veces nos montamos en nuestras vidas,  para estamparnos con una realidad que abarca a todos, y eso hasta reconforta, dentro de la estupidez del consuelo.

Ahora entendemos, mejor que nunca, el “no somos nada” y con todo, con el tiempo, se nos olvidará. Caeremos de nuevo en la cuenta de lo material, de las traiciones y de las mentiras.

El concurso de la paciencia sigue su camino, sin saber hasta cuando finaliza el juego...Extenuados en muchos casos de no hacer nada y de hacer todo; no está la cabeza para centrarse en ese libro o esa película que siempre quisiste ver. Miramos al cielo entre ventanas, balcones y azoteas, abatidos por  el vertiginoso ruido del silencio, tan necesarios cuando vamos con la quinta marcha, pero ahora no los quiero, no lo aprecio.

No nos queda otra, controlar nuestra respiración, deseos y abrazos, la vida nos espera cuando ella quiera, cuando ella termine de pensar que nos ha juzgado; mientras tanto, adoptamos nuestro rol que nos ha tocado en estos días, y con todo, siendo útil a muchos o a pocos, no me encuentro servible.

Sigamos con ánimos en el desespero de no poder hacer nada, sigamos  mirando con tristeza cómo se va escondiendo el sol, sigamos jugando con la muerte cercana y con el agotamiento del despertar diario, sigamos sin pensar que pasará mañana, sigamos rabiosos sin ver el horizonte. Este es nuestro camino lánguido aderezado por de canciones, sueños y rutinas que nos hacen mantenernos a flote para las ilusiones venideras.

Una buena canción decía que  “a veces el tiempo no puede borrar lo que él mismo dejo”, a esperar, a esperarnos.
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