Cuando
una persona queda ligeramente decepcionada en su mundo laboral y se
encuentra completamente hastiada, preguntándose si realmente uno ha
acertado en la elección de su profesión y va regalando los kilos de
su piel en las sesiones matutinas escolares, lo mejor es dejarse
llevar por el azar…
Y así fue como yo llegué
al “Lobillo”.
Aún recuerdo esa llamada
al centro en el concurso de traslados del año 2005/2006:
-
Hola, mire soy tal...Me gustaría
hablar con el de Ed.Física del centro.
-
Sí, dígame.
-
Hola, soy cual... me han dado
definitivo en la provisional en tu centro . ¿ Qué me puedes contar?
-
Vas a venir al mejor colegio de la
provincia…
Lo primero que se me vino
a la cabeza fue las peculiaridades del andaluz: exageraciones,
capacidad de magnificar…Pero mi excompañero Adelmo no se había
equivocado, además, era extremeño.
Recuerdo perfectamente el
primer día donde hicimos una reunión informativa donde también
hacía su estreno el nuevo equipo directivo Allí, donde actualmente
es la clase de Roxi, había unos treinta y cinco docentes. Me senté,
miraba a un lado a otro y empecé a escuchar otra melodía que no era
la de las amarguras, la de las penas, la de las tristezas y las del
escaqueo cutre. Los tonos sonaban a risas, a trabajo, a piropos y a
“guenagente”.
Así comenzó mi andadura
“lobillense” donde cada mañana, cuando sonaba el despertador, mi
sonrisa era mi mejor aliada.
En estos seis años se
podrían contar tantas cosas, se podrían nombrar a tantas personas
que me faltarían adjetivos y gratificaciones para cada uno de ellos.
No voy a nombrar a nadie y me cuesta evitarlo porque se me escapan
por la boca sus nombres, pero no quiero...
Cuanta “envidia” he
derrochado entre los que me quieren: “Quillo, qué feliz vas tu al
trabajo, ¿no?.”¿Pero tú qué vienes de trabajar?”. “¿ No
veas que lejos Rota, ¿no?”....
Mientras más me
preguntaban más feliz era, no lo entendían.
Supongo, aunque cada uno
tiene sus matices, su vida está compuesta por diferentes porciones.
He de reconocer que tengo muchas: mi pareja, mi hijo, mis hermanos,
mis sobrinos, mi madre y mis amigos son parte esencial de mi vida;
pero en estos seis años he llegado a abrir otra parcela para
vosotros, que me llevo y que me guardo para siempre.
El trabajo se supone que
es para provocar un productividad efectiva, yo me he saltado los
estatutos y los decretos y me he inventado el trabajo divertido.
¿ Y de qué está
compuesto esta forma de trabajar?
Primero hay que tener los
ingredientes, es esencial. Y después dejarse llevar...
Por las mañanas entre
griterío de los docentes a las 8:45 en cada firma mezclado con algún
que otra “guarrería” mañanera, codearse en los recreos con los
compañeros por coger el sofá y disfrutar alguna conversación
interesante, y si puede ser, subida de tono y aderezado con galletas
sin gluten o bizcochos de dudosa procedencia. También encontrarte
con alguna charla más o menos eterna por las escaleras y decirle
“guapa a las muchachas y a los muchachos-aunque de eso último no
me acuerdo-,disfrutar de las cervecitas escolares fuera y dentro del
centro, de los desayunos, de las barbacoas, de las paelladas, de las
ferias, de los móviles que caen al mar en pleno sueño marinero, de
los regalitos en las puertas de sus casas a tus compañeras. Hay que
disfrutar y agradecer vuestra generosidad eterna,-tantas camas
ofrecidas y ninguna orgía conocida-. Vivir y entregarse a esas
noches largas y almuerzos infinitos; el de los bingos, el de las
líneas, el del queso y el jamón. Hay que dejarse llevar también
en los claustros; cuantas cosas se pueden ver debajo de esas mesas,
jajajaja, y cuantos secretos se pueden escuchar ante una votación
importante. La corriente también me llevo alprotocolo “voluntario”;
esas catas de tartas navideñas en un tarde de cualquier semana, esas
graduaciones “sin graduados” o esa fiesta de fin de curso de
sábado nocturno donde a ciertas horas se va mezclando la inocencia
infantil lógica del evento con la madurez aliñada con excesos de
cebada.
Hay tantas cosas para
disfrutar y dejarse llevar, hay tanto aprendizaje en cada uno de
vosotros; de los que están y de los que se fueron, de los que no
volverán y de los que regresarán. Por mi cabeza pasan nombres y
nombres, situación tras situación y se me dibuja una gran sonrisa
en mis labios. Sé que muchas de las personas que admiro no leerán
estas letras pero me basta con exponerlas.
La ligera tristeza de
irme del centro está altamente compensada por haberos conocido. Me
marcho no para estar en un centro mejor si no para estar más cerca
de mi vida.
Ha sido un verdadero
placer disfrutaros, “padeceros” y sentiros.
PD: Gracias a todo el
claustro ( a los que están y los que pasaron por él), AMPA, padres
y madres, alumn@s , trabajadoras del
comedor, monitoras, al PAS, al POS, y al PUS ajajjaja, compañer@s de
coche en estos seis años, a los buenos roteños...y hasta al que
lleva el catamarán...
Os quiere, Javier.